No comprendía porque no me atacaba, yo era un blanco potencial, la víctima perfecta, pero al parecer ella no mantenía la misma opinión.
Alejandra llegaba con ella algunas veces, victoriosa por caminar a su lado y poseer la característica marca de propiedad de las viejas novelas de vampiros: un par de colmillos plasmados en su cuello...
domingo, 3 de octubre de 2010
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