sábado, 12 de junio de 2010

Más novela...

La niña disfrutaba saberse víctima, mantenía un semblante sexual, sensual y altamente provocador al tiempo que permitía ser convertida en nada más que un artefacto de deseo y alimento para su amante incauta.

Estaba anonadada, perdida, muerta frente a ellas y el cólera que me provocaba verlas comenzaba a surtir efecto; no permitiría que mi sueño se convirtiera en pesadilla y mucho menos que alguien tan poca cosa viniera a entregarse a quien era mía, a quien debía ser mía...

Grité, grité sin mirarlas más, pedí ayuda y cerré los ojos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bites